Una extraordinaria novela para comenzar el mes de octubre. Me estoy refiriendo al libro "El niño que perdió la guerra", escrito por Julia Navarro. De esta lectura destaco la perfecta ambientación, con sus injusticias y falta de libertad, de la represión franquista y del régimen totalitario de Stalin.
El lector se queda conmovido al conocer la crueldad y el horror de las dos etapas históricas vividas por los personajes en los años cuarenta en España y Rusia, donde el pueblo humilde sufre las consecuencias de las ideologías totalitarias: torturas, cárcel, hambre, fusilamientos.
Este libro ha sido editado por Plaza & Janes y en mi apreciación personal le concedo como nota un sobresaliente. Le doy la máxima puntuación porque su lectura te deja la siguiente conclusión: Revivir la historia sirve para intentar no cometer los mismos errores.
Sinopsis: Madrid, invierno de 1938. Clotilde,
una artista gráfica que dibuja caricaturas para los diarios
republicanos, asiste en Madrid a los últimos meses de la Guerra Civil.
La caída de la República es inminente, por lo que su marido, militante
comunista que trabaja para los rusos, decide enviar a Moscú a su hijo
Pablo, de tan solo cinco años, en contra de su voluntad. Clotilde se
resiste con todas sus fuerzas, pero no logra evitar que el comandante
Borís Petrov emprenda ese arriesgado viaje por una España en llamas para
cumplir con el deseo de su camarada de llevar a Pablo a la Unión
Soviética, donde Stalin está levantando un nuevo país sobre las ruinas
del antiguo régimen.
Moscú, primavera de 1939. Allí
es recibido por su nueva familia que, conmovida por su trágico exilio,
acoge con afecto a un niño exhausto y enfermo. Anya no duda en cuidar de
Pablo como si fuese su propio hijo, sin hacer distinciones con Igor, su
hermano de adopción. Hija y esposa de dos orgullosos héroes de la
Revolución -su padre luchó junto a Lenin, su marido a las órdenes de
Stalin-, Anya ama la poesía y la música, aficiones sospechosas y
burguesas a los ojos del poder. Mientras sus ilusiones naufragan en el
ambiente cada vez más opresivo del terror estalinista, su espíritu se
rebela contra la injusticia, la miseria, la ausencia de libertad y el
Gulag.
Pablo crece entre el recuerdo cada vez más
tenue de su madre, que no ceja en su empeño por recuperarlo, y el cariño
de Anya, quien le transmite su amor por la música, la literatura y sus
deseos de libertad. Dos mujeres unidas por el destino de un niño y
enfrentadas al mismo espejo: el de las ideologías totalitarias a las que
sucumbió el siglo xx.