martes, 23 de febrero de 2016

"La víspera de casi todo", de Víctor del Árbol.

Estamos ante la novela ganadora del Premio Nadal 2016. Víctor del Árbol nos cuenta una historia policíaca que transcurre en tierras gallegas y en la época actual, con un joven llamado Daniel que sufre una enfermedad mental y que tendrá relación con una niña desaparecida hace unos cuantos años en extrañas circunstancias.
Este será el hilo conductor de una historia que ha logrado cautivarme en los últimos días. El personaje central de la novela será el inspector Germinal Ibarra, que ostenta un oscuro pasado de violaciones en su niñez y de un caso policial en Málaga resuelto de forma imprevista y poco ortodoxa.
El libro está bien escrito, está dotado de un sólido argumento, y conserva esos rasgos de intriga y emoción típicos de este género literario. No me ha decepcionado su final. 
Me ha gustado la técnica narrativa utilizada con el personaje de Martina, ya que el autor engaña al lector la mayor parte de la novela al mostrarla como una persona real involucrada en la historia, hasta llegar a la parte final en el que muestra sus verdaderas cartas al lector.
Esta novela ha sido editada por la Editorial Destino y en mi apreciación personal le concedo como nota un notable alto. No le doy la máxima puntuación porque su parte final no ha despertado en mí el interés que esperaba.
Sinopsis: Germinal Ibarra es un policía desencantado al que persiguen los rumores y su propia conciencia. Hace tres años que decidió arrastrar su melancolía hasta una comisaría de La Coruña, donde pidió el traslado después de que la resolución del sonado caso del asesinato de la pequeña Amanda lo convirtiera en el héroe que él nunca quiso ni sintió ser. Pero el refugio y anonimato que Germinal creía haber conseguido queda truncado cuando una noche lo reclama una mujer ingresada en el hospital con contusiones que muestran una gran violencia. Una misteriosa mujer llamada Paola que intenta huir de sus propios fantasmas ha aparecido hace tres meses en el lugar más recóndito de la costa gallega. Allí se instala como huésped en casa de Dolores, de alma sensible y torturada, que acaba acogiéndola sin demasiadas preguntas y la introduce en el círculo que alivia su soledad. El cruce de estas dos historias en el tiempo se convierte en un mar con dos barcos en rumbo de colisión que irán avanzando sin escapatoria posible.