
Arturo Pérez Reverte nos proporciona una sugerente novela donde se conjuga espionaje, amor, sexo y aventura. El hilo conductor de la obra es el fuerte amor que siente el protagonista Max por Mecha a pesar del paso de los años. Este amor tiene como fruto un hijo Jorge Keller, un gran jugador de ajedrez que ha heredado los rasgos principales de su padre. Max conoce que es hijo suyo en los años sesenta cuando se lo cuenta precisamente Mecha.
Su amor es de idas y venidas. Nunca consolidarán la relación. Serán tres encuentros a largo de sus vidas y repartidos a lo largo del siglo XX. Pero su amor es fuerte y nadie podrá destruirlo. La novela finaliza con Max huyendo de nuevo de la vida de Mecha y sin saber si su hijo Jorge Keller será campeón del mundo de ajedrez.
La novela está bien construida y entretiene, pero tiene el punto negativo de que trata el tema del espionaje en los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial, y en concreto en Niza , con la guerra civil española como telón de fondo. De nunca me han gustado las novelas de espías.
Además, se une como otro punto negativo que toca el tema del ajedrez, del que tampoco soy aficionado. No se encuentra entre mis predilecciones. Me cuesta situarme en ese mundo.
Lo que sí me ha gustado es que en la primera parte de la novela Pérez Reverte aborda el Tango como baile y demuestra tener conocimientos sobre el tema, utilizando expresiones típicas de Argentina. A pesar de todo, me ha resultado gratificante su lectura.