lunes, 26 de enero de 2015

"Rojo Amanecer en Lepanto", de Luis Zueco.

Mis costumbres literarias vuelven a la novela histórica, el género que más me gusta. Ahora le ha tocado su turno a la novela "Rojo Amanecer en Lepanto", de Luis Zueco.
Su lectura me ha resultado muy agradable, ya que he conseguido adentrarme un poco más en el conocimiento del siglo XVI, con el reinado español de Felipe II como telón de fondo. Aquí su autor nos cuenta la historia y conflictos bélicos que rodean la vida de Alejandro Farnesio y Juan de Austria.
En primera persona nos van narrando lo qué ocurre con la rebelión de los moros en Granada, los herejes en Flandes e Inglaterra y, sobre todo, los turcos en el Mediterráneo, con la batalla de Lepanto como principal protagonista. 
Me sigue sorprendiendo como un Papa en el siglo XVI, el representante de la Iglesia en la Tierra, comandaba y dirigía un ejército de hombres (Liga Santa) para sembrar la muerte en miles y miles de soldados turcos. El mandamiento de "No matarás" no imperaba en la Iglesia en aquella época.
Igualmente, el Papa no guardaba el celibato y tenía numerosos hijos desparramados por distintas familias. También nos cuentan como en la Batalla de Lepanto participó el escritor Miguel de Cervantes, que se quedó manco al perder la movilidad de su mano izquierda por una herida de guerra.
Este libro ha sido editado por la Editorial De Librum Tremens y en mi apreciación personal le concedo un aprobado alto.
Sinopsis: Año 1560,  Alejandro Famesio, príncipe de Parma, ha sido enviado a estudiar a la universidad de Alcalá de Henares junto al heredero a la corona de España, el príncipe Carlos, y don Juan de Austria. Siente curiosidad por este joven que acaba de ser reconocido por el rey Felipe como su hermano, algo le dice que está marcado por el destino. La madre de Alejandro Farnesio también es hija del emperador Carlos V y el abuelo de su padre era el papa Paulo IIl, por su venas corría sangre real y pontificia. No es una buena época para España, demasiados enemigos: los moros rebeldes en Granada, los herejes en Flandes e Inglaterra y, sobre todo, los turcos en el Mediterráneo. Pero Alejandro está deseando partir a luchar junto a los tercios y morir, si es necesario, por defender el Imperio donde nunca se pone el sol.