Una magnífica novela histórica sobre la Edad Media en la Península Ibérica, que en esta ocasión su autor nos traslada al monasterio de Santa María de Veruela. He disfrutado con su lectura y recomiendo esta novela a los futuros lectores.
Este libro ha sido editado por Círculo de Lectores y en mi apreciación personal le concedo como nota la máxima puntuación, es decir, un sobresaliente. Esta novela me ha encantado, está bien construida y te engancha desde el primer momento. El pero que le pongo es que el principal asesino queda en libertad al escapar del monasterio de Santa María de Veruela.
Sinopsis: Es el invierno de 1363 en las yermas tierras del Moncayo, una porción
de tierra dejada a merced del viento en donde se libra la cruenta
guerra entre las coronas de Castilla y Aragón. Muy pocos por allí saben
que ese grupo de hombres que va a caballo son el Notario Real de
Zaragoza y su guardia, que se dirigen al Monasterio de Santa María de
Veruela para cumplir un encargo secreto del rey Pedro IV: recuperar los
restos que yacen en una de sus tumbas. Pero antes de llegar, la comitiva
sufre una violenta emboscada de la que solo sale con vida Bizén de
Ayerbe, el joven e inexperto ayudante del notario.
Decidido a cumplir su misión, el muchacho se presenta a las puertas
del monasterio asegurando ser el Notario Real y exige al abad la
devolución de los restos. Pero en su primera noche allí, uno de los
legos es asesinado de forma brutal. El abad, reacio a cumplir con el
pedido del joven, le propone un trato: le entregará los restos solo si
consigue averiguar quién es el asesino. A partir de ese momento, Bizén
se internará en las rutinas del monasterio en su improbable pesquisa,
estrellándose contra el silencio y la suspicacia del resto de hermanos
de la abadía y convencido de una cosa: todos están mintiendo, todo el
que ha acabado allí oculta un oscuro secreto de su pasado.
