martes, 18 de octubre de 2011

"La Herbolera", de Toti Martínez de Lezea.


El trabajo que realizaba la Inquisición en el siglo XV en busca de brujas o herejes que actuaban en contra de la doctrina de la Iglesia. Este es el hilo narrativo que utiliza la escritora Toti Martínez de Lezea para describir estos procesos judiciales que ocurrían en Vizcaya.
A mediados del siglo XV en Durango(Vizcaya) tuvo lugar un proceso contra los seguidores de dos frailes franciscanos que llevó a la muerte a un centenar de acusados.
Años más tarde, en 1500, y en la misma localidad, diez mujeres y un hombre acusados de herejía y brujería fueron quemados en la hoguera, así como los huesos de otras seis mujeres ya fallecidas.
Catalina de Goiena, hija y nieta de curanderas, se traslada por estos años a Durango desde su pequeña aldea de Arrazola para aprender el oficio de partera. Nacida a la vera de Anboto, el monte sagrado, ha sido criada en las viejas creencias paganas.
Catalina se enamorará del ayudante Juan Ortiz de Gesala, y éste le corresponde al principio pero luego decide casarse con otra mujer que tiene mejor posición económica que ella. Catalina se queda embarazada y es detenida acusada de brujería por despecho del escribano Bartolomé Martínez de Unda, que quiso acostarse con ella y Catalina lo rechazó.
Catalina será llevada a Calahorra para que sea juzgada y entonces es liberada por su tío al atacar y matar a los que la llevaban. Después se refugia en una cueva y da a luz a una hermosa niña, pero con tan mala suerte que ella muere en el parto. Su hija heredará su dones curativos.
La novela te deja el claro mensaje de que muchas de esas mujeres que eran acusadas de brujas eran jóvenes inocentes que únicamente querían ganarse el sustento como parteras o herboleras. Simplemente por provocar un aborto o que se te muera un niño en el parto podían llevar a la partera a la hoguera. Las injusticias y sin razones que nos da la historia.